Durante milenios los radicales de izquierdas, derechas o de cualquier religión han profesado uno de los vicios más antiguos de la humanidad, la quema de los símbolos de sus rivales. Viendo las noticia esta última semana me he quedado perplejo que en el país de la libertad religiosa un cerdo orwelliano llamado Terry Jones, que los medios definen este hombre como pastor protestante, cuando ni es cura ni es protestante, es simplemente un falso profeta, un radical no muy diferente a los terroristas de Al qaeda, pero bueno, este falso profeta ha anunciado la quema de ejemplares de un libro sagrado para 1.500 millones de personas, ese libro es el Corán. Esta clase de individuos radicales hablan de la libertad de expresión, pero no creen en ella, ni se espera que crean en ella, simplemente se escudan en nuestros valores democráticos para colarse en nuestros informativos, para conseguir protagonismo sin pensar en la consecuencias, esas consecuencias son que estos individuos dañan la democracia, y en mi opinión estos individuos no hay que darles cobertura informativa… simplemente ignorarlos pero de la misma manera que hablo de los radicales religiosos, también hablo de los de los ultras nacionalistas vascos o catalanes, irónicamente ellos también utilizan el fuego para imponer su visión política, ejemplo de ello son la quema de banderas de España o la quemas de la fotografía del Rey.. Estos individuos utilizan la bandera del pensamiento único y proponen la eliminación de las libertades civiles para imponer su visión sesgada de la realidad, acabando con cualquier posibilidad de debate académico o dialéctico, estos individuos no se merecen la atención de nadie, simplemente tenemos que ignorarlos y no darles cuerda ni cancha.
La censura y la quema de libros es la muestra de la debilidad de los totalitarios porque son incapaces de dejar que algún pensamiento diferente al suyo aparezca y no quieren debate académico ni nada, solo quieren un pensamiento único. En la España del franquismo, los adeptos al régimen usaron mucho la censura. Mi padre me estuvo contado historias de aquella época de como los libreros ponían los libros en zonas secretas de la librería y solo los clientes de confianza podían acceder a esos libros.
Pero es curioso que todos los totalitarios utilicen el fuego para la quema de las ideas religiosas o políticas diferentes que están plasmados en textos, pero también la quema de templos fue algo muy normal durante la nefasta guerra civil española. ¿Cuánta iglesias fueron quemadas por los comunistas durante la guerra civil? decenas, pero los falangistas, también quemaron iglesias anglicanas como por ejemplo la Iglesia de San Pablo en Cigales, donde los que gobernarían España durante 40 años, asaltaron esa iglesia, quemaron en la puerta del mismo templo centenares de Biblias y muchos símbolos cristianos, los totalitarios no entienden de colores, simplemente actúan de igual manera, pero es curioso que la memoria histórica zapateriana nos recuerde esos momento tan oscuros para libertad religiosa, esos momentos fueron los asaltos de iglesias que llevaron cabo la ultra-derecha y la ultra-izquierda por igual.
Pero volvamos al asunto de la quema del Corán en la nación de la libertad. Estados Unidos y casi en todo occidente son naciones donde la libertad religiosa es un hecho, es una realidad. Este falso profeta que quiere quemar varios coranes está en contra de los principios occidentales de la libertad religiosa y actúa de un modo anti-americano y anti-occidental ya que esta acción nos pone a la misma altura que países como Irán o Arabia Saudí donde ser cristiano está penado por la ley. No podemos ponernos a la altura de los totalitarios religiosos, tenemos que preservar los valores occidentales que son el respeto religioso, la coexistencia de todas las religiones, y la libertad de culto. Esos valores que los ilustrados propugnaban y que tan acertadamente han servido para que la paz social reine en Europa y Estado Unidos. Nuestro deber es exportar esos valores a las naciones musulmanas, también debemos proponer a los cristianos, budistas o de cualquier religión que exijan la libertad de culto en las naciones que residan y coexistencia pacífica de todas las religiones en esos países. En pocas palabras tenemos que defender la libertad religiosa frente a los radicales religiosos y a la vez tenemos que exportar esos valores al mundo árabe-musulmán.
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